Algunos países en vías de desarrollo
ya destinan importantes recursos a la investigación en nanotecnología. La nanomedicina
es una de las áreas que más puede contribuir al avance sostenible del Tercer
Mundo, proporcionando nuevos métodos de diagnóstico y cribaje de enfermedades,
mejores sistemas para la administración de fármacos y herramientas para la
monitorización de algunos parámetros biológicos.
Alrededor de cuarenta laboratorios en
todo el mundo canalizan grandes cantidades de dinero para la investigación en
nanotecnología. Unas trescientas empresas tienen el término “nano” en su
nombre, aunque todavía hay muy pocos productos en el mercado.
Algunos gigantes del mundo informático
como IBM, Hewlett-Packard ('HP)' NEC e Intel están invirtiendo millones de dólares
al año en el tema. Los gobiernos del llamado Primer Mundo también se han tomado
el tema muy en serio, con el claro liderazgo del gobierno estadounidense, que
dedica cientos millones de dólares a su National Nanotechnology Initiative.
En España, los científicos hablan de “nanopresupuestos”.
Pero el interés crece, ya que ha habido algunos congresos sobre el tema: en Sevilla,
en la Fundación San Telmo, sobre oportunidades de inversión, y en Madrid, con
una reunión entre responsables de centros de nanotecnología de Francia, Alemania
y Reino Unido en la Universidad Autónoma de Madrid.
Las industrias tradicionales podrán
beneficiarse de la nanotecnología para mejorar su competitividad en sectores
habituales, como textil, alimentación, calzado, automoción, construcción y salud.
Lo que se pretende es que las empresas pertenecientes a sectores tradicionales
incorporen y apliquen la nanotecnología en sus procesos con el fin de
contribuir a la sostenibilidad del empleo. Actualmente la cifra en uso
cotidiano es del 0.2 %. Con la ayuda de programas de acceso a la
nanotecnología se prevé que en 2014 sea del 17 % en el uso y la producción
manufacturera.